¡LEGO al poder!

 No me digan que Pato no me salió igualito...

Y claro que los hice yo, cualquiera que se haya sentado con sus hijas/os y los ladrillitos sabrá que estos enanos cariñosamente demandantes aprovechan cualquier momento para que uno termine haciendo lo que ellos piden.

Borroso pero presente.

No me han salido igual que los tejidos (acá, aquí y acullá) de mi no-tan-santa-madre, pero bueno, bastante bien están...

Pajaroto-Ronfotto también tenía un nido, pero terminó siendo parte de otra cosa. Era arte abstracto de Gorogoro así que no puedo explicar bien que era. Elly no fue posible ya que no tenemos ladrillitos rosas.

 Y repito, el mejor de todos es Pato, debe ser al que le puse más esmero porque es el que más me gusta de todos los personajes de Pocoyó.

Pero no terminamos ahí, otro día la enana me pidió el Lobo.

Las uñas están pintadas, no es pupa.

 Como verán en las siguientes fotos la principal gracia de estos muñecos es armar y desarmar (o la opción más frecuente cuando el daño es mucho: pedirle al papi más cercano ayuda).

(Para las que quieran más consejos para ropa reciclada: la parte de arriba del pijama de mi gordita era un mono/body al cual le corté las piernas cuando ya no daba el largo, y le agregué un poco de tela de puño en la cintura para que el corte no se viese tan burdo. Es algo que he hecho muchísimas veces y así le doy un añito más de margen a la ropa. )

En el fondo se ve a Lord Pringrat.

Y hablando del lobo y los tres chanchitos, les cuento que la fiesta de cumple de Gorogoro de dos añitos tuvo de tema ese cuento, con la Mostra hicimos muchísmos adornos, ya les mostraré en la próxima entrada.
Por ahora un adelanto...

oink...oink...