Cronicas Suizas (Bradbury lectura obligada para cualquiera mayor de 13 anios)

Primero y principal: En esta entrada no habran acentos ni enie (esa letra parecida a la N pero con peluquin), porque la cronista escribe desde Suiza y los teclados no estan adecuados a sus dedocotoques e intelecto.
Perdon si estos dias no he estado presente, una visita a una amiga me ha obligado a separar a la Morsita de la Mostra y de su papi. Viajamos las mas gorditas para venir a comer queso y chocolates.
Por el momento estamos cumpliendo los objetivos ampliamente. No nos gustan los puntos medios.

Me llama la atencion lo normal que se siente estar aqui, en el pais de Heidi, el pais que se veia de fondo en las publicidades de la vaca violeta de Milka. La vida me ha dado tantas vueltas que las cosas que hacia 10 anios atras no tienen nada que ver con las de hace cinco. Ni siquiera con las del anio pasado.
Y cada cambio me dio algo, tampoco puedo dejar de pensar en lo que se me quito, pero siempre uno puede crecer con lo bueno y con lo malo.
Hoy caminabamos con la Morsita y teniamos las dos los cachetitos rojos de frio (a ella en realidad solo le veian los ojos y los cachetes de tan envueltita que estaba). Paseamos por tiendas, sonreimos cuando nos hablaron en frances, compramos lanita en rebajas, miramos el lago Leman, comimos tarta y tomamos cafe.
Y extraniamos a la mitad de la familia que dejamos en Barcelona.

Pero admiramos un pais culto, un pais con modales, con elegancia, con paisajes hermosos, que tiene cosas malas, pero del cual no se puede negar lo bueno. La tranquilidad de dejar todas las cosas en una silla mientras cambio a la bebe en el banio a sabiendas de que estaran alli cuando vuelva, el asombro de ver productos en los supermercados que conocia tan solo en fotos, las librerias...
Y ahi me pongo mal, si hay algo que odio es visitar librerias que tienen libros en idiomas que no domino. En ingles no hay problema, italiano si es para manualidades mas o menos me defiendo, pero frances y aleman... nop. Ahora que lo pienso hay libros en japones de manualidades que puedo ojear, pero porque tienen muchos dibujos, asi que supongo que es hacer trampa.

Cada viaje nos da tanto, pero tenemos que estar abiertos a recibirlo, nuestro sitio de origen no deberia condicionar nuestros gustos, tan solo ser el punto de partida para ellos.


Extranio a mis mostros mayores.

Gracias Sylvia por los hermosos regalos que nos mandaste, ya pondremos fotos de ellos.