Papá Noel da miedo

Hace años, cuando tenía tiempo para ir a clases de patchwork (que más bien era una reunión para charlar y mirar lo bonitas que eran las telas de las demás) disfrutaba mucho las cenas de fin de curso. En ellas se hacía un sorteo de la colcha comunitaria cosida entre las participantes.

Pues (cosa muy rara en mí) gané el sorteo de la primer cena y fue bastante especial ya que esa misma semana me casaba, así que fue una especie de "regalo de bodas".

Eso sí, la labor no venía acolchada (ya sería mucho pedir), ni les cuento lo que fue hacerlo todo a mano (y acolché casi todas las figuras, tardé meses). El resultado fue muy bueno y esa mantita actualmente da vueltas por toda la casa. Pueden verla muchas veces en las fotos del blog, una de las últimas en esta entrada.

Mi cocinerito tapadito.

Además del sorteo de la colcha hacíamos el típico amigo invisible y a mi siempre me tocaba la profe de patch (una santa porque recibía regalos horribles cosidos en la maquinita nueva que me había regalado mi casi esposo).

Pues un año le regalé esa cosa que se ve arriba, jejej, lo mejor fue que me dijo que le gustó a su nieto, cosa que me hizo recordar el comentario de Ana en la entrada de Amigos.

Ojo, se le saca la ropita y todo ;)