Compré una lana de oferta en una tienda (de la cual todavía me quedan tres madejas) tan sólo porque me parecía linda y barata. Supe qué hacer con ella cuando encontré en una de las cajas de la mudanza mi libro Knitting 24/7.
El patrón es Travel Shawl. Me gustó mucho tejerlo, me pareció muy bien explicado y simple. Creo que estuvo en mis agujas casi dos años, colgado en una bolsita que tenía cerca de dónde jugaban las gordas. Ya no sé si ésto o el pullóver verde de mi cocinerito ha sido lo que más me ha llevado hacer, pero son cosas que he disfrutado, aunque a veces tuviera que destejer.
Apenas lo terminé (en invierno, hace unos meses) se quedó en la silla del desayunador, para tapar las patitas de los que nos sentamos ahí, esperando algún momento libre para bloquearlo como corresponde.
Pero como nunca me hago el tiempo lo muestro tal cual está, en alguna otra entrada lo mostraré más estiradito.
Curro sí que lleva, pero caliente tiene que ser un rato
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