Juntando moras

Antes de esta ola de calor que está invadiendo a Barcelona (y a todos mis poros) tuvimos una salida muy bonita en familia. Fuimos al Parque de Collserola a recoger moras, si nunca lo han hecho se los recomiendo, es una actividad hermosa.

 

Me acuerdo de ser muy chiquita y recoger frambuesas silvestres en uno de los tantos viajes que hacíamos con mi familia. Una de las mejores ocasiones fue en una visita a San Carlos de Bariloche, la "Suiza Argentina". Luego, cuando mis viejos/Señores Progenitores se compraron una casa en la montaña pude disfrutar un poco más fácilmente de estos frutos pues crecían silvestres en nuestro lote. Y eso que en mi Mendoza natal el clima es muy árido.
 

Con las moras que juntamos (unos cuatro recipientes llenos a reventar) hicimos una mermelada que está para chuparse los dedos.

¡Juá! ¡Qué panza! 

Eso sí, recomiendo llevar pantalones largos y no quejarse por las espinas, que hay muchas y si se quieren agarrar los frutos más lindos siempre son los que están más lejos, o los que están llenos de hormiguitas, mariposas o jabalíes (digo yo, que huellas vi). Y medir 1,60 no ayuda (con los jabalíes tampoco).
 

La mostra mucho no hacía, era el día que había sacado a la Pepa a pasear y estaba muy ocupada con ello. Eso sí, se comió todas las moras que le dimos (y no le dimos más porque le iban a hacer mal).

Al principio no quería ensuciarse, pero después de unos 3 o 4 segundos ya se decidió y se puso a dibujar en el barrito con papi mostro.

Fui una semana después con una amiga y juntamos más. Esas las dejé lavaditas y congeladas en pequeños recipientes para poder comer con el yoghurt casero que aprendí a hacer hace unas semanas (ya les voy a mostrar, es muuuuy fácil y barato).

 

¿Hay algo mejor que cansarse en familia?
O mejor dicho... ¿Hay algo mejor que la familia?